viernes, 31 de mayo de 2013

“Querella agonizante”


Inspiración me falta
para escribir más de mis poemas,
el vacío ya me asalta
embadurnado de grafemas,
odio estar estancado
y abarrotado a tal de flemas,
y es que todo he trocado
por tus ojos, lindas gemas.

Así es, todo es tu culpa,
tuya por invadir mi espacio
y por absorber la pulpa
de mi espíritu antes tan lacio,
tan lleno de inspiración,
y hoy abarrotado de vacío
por lo que creo que es amor.

¡Ay poeta iracundo!
¡Ay de ti, infame admirador!
nada en ti es ya fecundo,
todo lo ha matado ya el amor,
nada te importa en el mundo
más que sentir ahora su calor.

Una oda a ti he emprendido
al despertar esta mañana,
mas ahora he comprendido
que nada será concluido
si no vuelvo otra vez a tu entraña.

Alma que estás prisionera
entre estos barrotes de cristal,
gozando, sé, en la espera
de que grandes amantes sin igual

opriman con su fuerza
lo poco que pueda quedar
después de la hecatombe

y de que sólo haya en el orbe,
por gracia o por vergüenza,


de tus poemas, el ansiado final.

Eduardo Maximino Raymundo


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