domingo, 19 de mayo de 2013

HAGA DE CUENTA QUE NOS DURMIERON

El viento sopla muy fuerte en este amanecer tan sombrío. Los últimos días de abril han traído consigo una serie de mañanas nubladas que entristecen el ambiente. El sol ha comenzado su aparición detrás de los grandes cerros que rodean el valle de Etla. Los vecinos han despertado y se disponen a iniciar un día más envueltos en la rutina cotidiana que los somete y los aísla del mundo. Para la familia Santiago este día quedará grabado durante mucho tiempo.

Un individuo alto y de complexión gruesa aguarda al lado de su esposa, doña Valentina; quien solloza amargamente por la pérdida de tres seres que para ella era muy importantes. Me he percatado de sus lamentos y me aproximo a ella para escuchar de sus labios una cruel historia que provoca en mi ser una gran impotencia.

La mujer comienza a contar con detalle la terrible experiencia que la madrugada anterior vivió, mientras su esposo le da ánimos para superar un acontecimiento tan trágico que sin duda alguna será difícil de superar. Los hechos fueron los siguientes.

Eran las 11 de la noche cuando Valentina vio por última vez a los cuatro perros que tenía a su resguardo: Maggie, Oddie, Pinky y Pitufo. Era la hora de irse a la cama y salió al patio para revisar que todo se encontraba en orden con sus cuatro mascotas. Nunca imaginó que sería la última vez que los vería a todos.

Una vez que verificó que todos estaban en su lugar correspondiente, entró a su casa y se acostó a dormir. Su esposo hizo lo mismo. Unas tres horas más tarde despertaron sobresaltados al escuchar un golpe muy fuerte en el patio. Salieron de forma silenciosa ante el temor de encontrarse con un ladrón, pero no fue así. Al salir observaron una escena escalofriante.

Maggie corría desesperada por todo el jardín, pegaba gritos de dolor y se daba de topes contra la cerca de lámina, mientras que Oddie yacía acostado moribundo entre los rosales. Pinky y Pitufo no estaban por ningún lado. En medio del susto y el impacto por lo que acaban de observar, Valentina y su esposo decidieron entrar a dormir esperando encontrar una solución al día siguiente.

“Haga de cuenta que nos durmieron”, fue una de las frases que la señora expresó mientras me contaba los hechos. Y parece que así fue, porque esta mañana se despertaron más tarde que de costumbre, la hora se ha ido de prisa y ellos han llegado tarde. Maggie y Oddie han muerto, aparentemente los han envenenado. Un vecino despiadado aparece como el principal sospechoso, pero no se buscará justicia.

La señora Vale declara sentirse frustrada por no haber hecho nada para salvar a sus perros. Mientras tanto su esposo pega un grito de locura. En la calle ha encontrado un tercer cadáver, Pitufo tuvo el mismo fin. La impotencia continúa creciendo. Solo falta encontrar a Pinky, el más pequeño de los cuatro animales.

En medio de la confusión ninguno había revisado la casita en donde dormían los perros. La señora se dirigió hacia ella y se sorprendió ante el hallazgo ¡Pinky estaba vivo! Él fue el único que se salvó porque se encontraba amarrado y no tuvo forma de salir, por lo que se convirtió en el sobreviviente de un asesinato triple. Pinky representa un momento de felicidad en medio de la tristeza. Sin embargo, el patio de la señora Valentina no volverá a ser el mismo después de este acto de crueldad animal.

Daniel Osorio.

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