lunes, 27 de mayo de 2013

TRES GRANDES PASIONES

Uno de los mejores recuerdos que tengo de cuando era niño es un dibujo que realicé en segundo grado de primaria en el que me plasmé convertido en un arqueólogo famoso mientras excavaba una gran tumba egipcia. Desde esos momentos ya tenía en la mente esa inquietud de ser arqueólogo y descubrir tesoros debajo de la tierra. Recuerdo que todo mi grupo se burló de mí porque creían que esas cosas solo ocurrían en las películas. Cada día que pasa comprueba que ellos estaban equivocados.

El interés por descubrir cosas nuevas, por indagar en el pasado y vivir aventuras extraordinarias hizo que cada día mi pasión por la arqueología se acrecentara. En innumerables ocasiones soñé con estar dentro de una antigua ciudad y encontrar sarcófagos, tumbas y otros objetos. Al despertar del sueño sonreía y pensaba en que algún día lo lograría.

Con la firme convicción de estudiar arqueología, me dispuse a leer todo libro que hablara acerca de las zonas arqueológicas, ruinas, tumbas y hasta de dinosaurios. Leía además la historia de México y el pasado prehispánico. Poco a poco fuí aprendiendo cosas muy interesantes acerca de ésta disciplina pero mi mala memoria no lograba almacenar tantos datos. En una crisis cerebral pensé que tal vez la arqueología no era para lo que estaba destinado.

Descuidando un poco mi lado de arqueólogo, experimenté algunas otras ciencias que me llamaban también la atención. De ésta forma pasé indagué mi futuro dentro de la biología, la botánica y la restauración; siendo las dos últimas las que más llenaban mi espíritu aventurero.

Siempre he tenido un talento especial para la jardinería, además de que me agrada mucho conocer acerca de las plantas originarias de México y los usos que éstas tienen. Si quería conocer más acerca de la flora y además armar una colección de plantas, la botánica era mi mejor opción. Sin embargo estaba también la restauración, la cual involucraba adentrarme a las expresiones artísticas coloniales y a la extraordinaria belleza del arte sacro. Nuevamente me encontraba en la encrucijada.

Una vez que estaba listo para entrar a la universidad tuve que tomar una decisión, y hoy creo que fue la correcta. La arqueología era aquélla que me permitía ligar en algún punto mis tres grandes pasiones. Por el momento me interesa estudiar arqueología para desarrollar temáticas en una subdisciplina llamada arqueoetnobotánica, la cual indaga acerca de la relación de los pueblos prehispánicos con las plantas utilizando métodos arqueológicos.

Una vez que concluya ésta carrera, y si mis planes no cambian, podré realizar una maestría en restauración, ligando con ello éstos tres aspectos que son especialmente importantes para mí. Aunque claro está, todo dependerá del futuro y de que tome los caminos correctos.

Daniel Osorio.

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