Como no sabía exactamente cuánto tiempo tardaría yo en salir, logre ver que leía detenidamente los apuntes de su cuaderno. Ella odiaba la clase de biología. Cierta vez saco buenas notas en esa materia, pero tenía el espíritu rebelde de siempre contradecir todo, las normas, a sus padres, a todo el que se le pusiera enfrente, era una chica que le gustaba ser escuchada.
La primera razón: sus padres nunca estaban en casa y todo en su vida era igual y ,una vez que terminara la escuela , planeaba mudarse. No tenía miedo de meterse en serios problemas con sus papás, por eso frecuentemente los desobedecía. En fin, era una chica con mucho temperamento.
La segundo razón era por un recuerdo del pasado: Su abuelo había muerto de una enfermedad incurable, ella lo cuido durante las etapas más difíciles y tristes, él era su único refugio, su confidente, su mundo entero. Ella supo desde muy joven que había ciertas cosas en la vida que no tienen remedio, aquella situación no estaba en manos de nadie. Elizabeth tenía esa sensación de inutilidad total, sentía el coraje y odio en sus venas, impotencia y miedo.
Al contrario de mucha gente, ella tomo con mucha valentía la pérdida que había sufrido. Su aspecto era el más normal, pero por dentro existía esa furia. Nadie tenía idea. Pero estaba encantada con el hecho de que no los sospechara, que no descubrieran ese dolor que guardaba y que a veces la asfixiaba.
Sabía que hoy no era un buen día para ella, estaba afuera esperándome, en pocos minutos ya no podía concentrarme en mi lectura, no podía hacerla esperar.
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