Poco a poco y con el tiempo me ayudaste, no sé si haya sido conscientemente pero por ello te debo la vida.
Me tomaste de la mano y me levantaste para que pudiera seguir adelante, curaste mis heridas y me hiciste honrar mis cicatrices. No imagino que parte hayas conocido de mi, pero me has devuelto a mi felicidad interminable de antaño.
Te has convertido en una flama incesante, iluminas mi camino y con tu belleza has convertido en paraíso todo lo que observo y siento. Eres mi maestra, te respeto, admiro y te amo.
Si desde el lejano inicio no he concretado una relación cotidiana contigo es porque nunca sabré que hacer. Siento que nunca va a ser suficiente, no podré satisfacer a tan maravilloso, bello, incomparable, hermoso y sabio ser.
Es por ello que abandoné los votos sagradas del trono divino. No haré más que traer la destrucción como tú lo has hecho ya. Y sin embargo jamás podré recrear tu justicia.
Por este medio juro hacer todo lo posible para protegerte, respetarte, amarte, servirte. Te pido por favor que me recuerdes, en cuanto a mi. Pienso y pensare en ti cada día de mi vida.
¡Gracias! No existen palabras para expresar todo lo que siento por ti y sin duda jamás llegaran a existir.
Sabes que siempre estaré a tu estaré ahí presente como un fantasma en tus sueños
Firma tu gran sirviente.
Alohtder, el ascético y relampagueante portador de la destrucción.
En ese día memorable con la tranquila caída de la lluvia aquel antiguo templario abandono al paraíso completamente consciente de su traición a los votos hacia su dios, convirtiéndose en un gran general del demonio. Demonio que porta una belleza indescriptible.
En sus pertenencias hay escritos que he encontrado, historias de todo tipo, mitos, leyendas, sucesos pasados, presentes y futuros en esta y en otras realidades. Compartir el conocimiento plasmado en las antiguas escrituras será fundamental para entender nuestro presente.
Alan Daniel Cabrera
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