La capacidad del autobús era considerable cuando estábamos en la calle de Rayón. Yo iba de pie. A mi lado observé a unos chicos platicando y riendo como ocurre siempre. Frente de mí una señora estaba sentada y sostenía su bolsa con temor, así pasaron unos minutos, hasta que se desocupó el asiento de atrás y proseguí a sentarme -lo cual nunca hago-.
A pocas cuadras de la universidad unas señoras comenzaron a hablar en forma angustiante “se bajaron unos delincuentes” Los gritos no permitían saber lo que había pasado. Hasta que una de ellas se calmó y comenzó a relatar los hechos “eran tres chavas y dos chavos, esos los que están de pie, robaron las carteras de algunas chavas”. Y comenzó a gritar “la chava de verde, la chava de verde, a ella también” la chava sólo veía que la señalaban pero no entendía que había ocurrido.
Llegando a la parada de CU la mayoría comenzó bajar. También la “chava de verde”, hizo un movimiento para acomodar su bolsa cuando se percató de que estaba abierto. Una de las señoras le dije “te robaron tus cosas, fueron los chavos que se bajaron”, su cara mostró preocupación y asombro. Pero baje del autobuses antes de saber que más hacía.
Karla I. Aguilar Vazquez
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