Mi papá me llevó a este lugar, pero primero tuvimos que ir a dejar a mi mamá a La Trinidad, Zaachila, pues ella labora en la telesecundaria de aquella población. Y después nos fuimos a Cuilapam, pero llegamos muy temprano, entonces me dio mucho sueño y me dormí un ratito.
Ya eran como las ocho con cuarenta minutos, cuando mi papá me dijo que se tenía que ir a su trabajo. Me desperté bien, bien, y me fui a sentar a un árbol de la plaza del Ex-convento.
Pensé que estaba solita, pero de un taxi se bajó mi compañero Manuel, y de ahí comenzaron a llegar otros de mis amigos.
Como a las nueve de la mañana llegaron los profesores de antropología física, quienes nos habían invitado a ir a aquel laboratorio, y a las nueve y diez, ya que todos estábamos, nos fuimos adentro del edificio.
Héctor, quien es el encargado del laboratorio, nos dio una pequeña bienvenida y nos explicó más o menos cual era el motivo de la visita. Después de esto entramos al laboratorio, pero nos tuvimos que poner guantes y cubre bocas, por precaución.
Entonces nos mostró las herramientas que se utilizan en la limpieza de los huesos, que son llevados a aquel lugar por los arqueólogos, resultado de las excavaciones y rescates que se llevan a cabo en todo el estado; o también por los mismos antropólogos físicos.
Y después comenzamos a limpiar los huesos, que nos habían designado a cada mesa. Y por último nos explicaron los temas de tafonomía y algunos subtemas de ella.
Guadalupe Monserrat Ballinas Zárate
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