viernes, 31 de mayo de 2013

“Epitafio para la mocedad”

Aquí dejo mi vida tirada,
en un poema doloroso,
aquí, terrenal, sepultada
en un suspiro quejoso.
La mocedad ha sido robada,
sólo quedan sus despojos.

¿Cómo ordeno la parada
a un río tan caudaloso,
que tiene a mi alma ahogada
y no le da ningún reposo
para tomar una bocanada
honda de aire provechoso?

Aquí reposan los años
do vi infierno y gloria,
do vi gracias y vi engaños,
convergencia y discordia,
sólo quedan recuerdos extraños
momificados en mi memoria.

No importa si me duele,
no importa si he llorado
y, aunque pasen otros veinte,
no volverán los pasados.

Requiescant in pace…
Eduardo Maximino Raymundo

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