Un día que iba para su escuela, antes de llegar a ella se encontró con Félix, uno de sus compañeros de salón. Este estaba llorando sin consuelo, y al percatarse de esto, Lux corrió junto a él, y le preguntó: -¿Qué haces aquí llorando? ¿Qué te paso?; Félix le contestó: -es que estoy muy triste, porque mis papás no me quieren. Lux se quedó estupefacta y le dijo: pero si tú eres un niño muy bueno, amable, obediente y cariñoso. No entiendo porque no te quieren tus papás.
En eso Félix lloro más fuerte, que ni siquiera podía seguir platicando con Lux. Ella decidió ir a su casa y llevar a Félix, aunque la regañaran por no ir a la escuela.
Cuando llegaron a su casa, su mamá le pregunto: -¿Por qué no están en la escuela? Y le contestó Lux: -es que mi amigo Félix necesitaba de mi ayuda.
Después de contarle lo sucedido, doña María, les dio un fuerte abrazo a su hija y a Félix. Y a este último le dijo que todos los padres quieren a sus hijos de maneras diferentes y que si no lo demuestran puede ser porque ellos tampoco cuando fueron niños sus papás no les decían te quiero mucho, les daban abrazos y besos. Pero que tenía que comprender a sus papás, pero también tenía que demostrarles su cariño.
Félix se fue a su casa más tranquilo y desde aquel momento, a cualquier hora les decía a su papas que los quería y ellos cambiaron también su actitud hacia su pequeño hijo.
Alumna: Guadalupe Monserrat Ballinas Zárate.
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