domingo, 26 de mayo de 2013

La Senda Gris ¿Desconocida?

He caminado durante una eternidad, el tiempo pasa pero ya no me doy cuenta. Toda esta eternidad de la que hablo y lo único que veo son "personas" que caminan hacia un sólo lado. Desde que decidí voltearme y no caminar por su mismo pasaje veo diferente las cosas. Siempre mirando de frente y sólo los veo a ustedes caminando hacia el mismo lugar.

Me han causado tanto desprecio que evito ver sus ojos, de la misma manera siempre hacen todo igual. No son mas que robots cumpliendo sus objetivos programados.

A lo largo de mi larga marcha he visto algunas flechas pasar por nuestros caminos mientras a ustedes los pillan por sorpresa, yo las veo venir y dejo que se me claven; incontables son las flechas que ahora poseo en mi cuerpo mutilado y cansado, pero aun así ninguna me ha hecho detener mi marcha.

Solía escuchar, solía estar de su lado. Pero ya no soy aquel hombre robot, mi consciencia ha alcanzado nuevos lugares. En este momento ya no los escucho ya que sé qué dirán siempre lo mismo, he perdido mi capacidad de oír.

Sólo puedo ver, solía escuchar. Alcanzo a ver sus rostros grises llenos de sepan cuantas programaciones y me pregunto ¿Por qué son así?

Sólo puedo ver, solía escuchar. Las flechas caen sobre mis piernas y brazos sin encontrar resistencia alguna.

El dolor antaño ha desaparecido, como un triste niño que deja de insistir cuando le es negado un caramelo ¿Por qué? No lo sé.

Un día una flecha voló en una dirección que jamás habían tomado las anteriores, esta se me ha clavado en el corazón. Me he detenido por primera vez en una eternidad y también he volteado pero hacia abajo, viendo la sangre correr por mi pecho cicatrizado. Pero no es sangre lo que sale a borbotones sino veneno, veneno que lo había estrangulado por un tiempo desconocido por mi. Esta cosa a la que llaman corazón parece estar aliviándose pero también estoy perdiendo las fuerzas, no puedo dar un paso mas. ¡Estoy cayendo al suelo!

Ahhh. Mi viejo amigo el dolor ha regresado, puedo ver sus rostros llenos de angustia. Ya no son grises ¡JA! menuda sorpresa. No pueden hacer más por mi debilitado ser.

He volteado a mi derecha e izquierda y me he dado cuenta que habían otros caminando la misma senda que hace unos minutos solía caminar, no estaba solo pero ellos tienen el rostro blanco.

Ahora que miro al cielo olvidado por mi mente, veo a otros seres también caminando por miles de otras sendas que yo antes había descartado o jamás había imaginado. Las últimas gotas de veneno salen de mi corazón pero también empieza a salir mi sangre.

Me desvanezco ¿Que pasara ahora? ahhh... ahhh. Escucho un susurro. ¿QUE ERES TÚ?

Cabrera Molina Alan Daniel.

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