Satán apareció ante mí y el vino; además de todo tipo de ricos alimentos que se postraban como un buffet ante mi mirada. Sin titubear sonreí y acerque mi rostro al suyo, tome un poco de pavo. El golpeo la mesa fuertemente con su puño. Yo bebí su vino lleno de una espesa furia demoniaca, la bestia solo me observaba y yo sonreía. Tome un pedazo de pan y un poco de carne para dárselo enseguida, no me había dado cuenta que mi habitación ahora estaba llena de fuego y humo. Verlo ahí sentado junto a mí era como una visión maldita. Pero de pronto desapareció.
Dejo mi reclusorio más frio de lo normal y fue así como mejor opte por seguir escribiendo. ¡Llegó la noche! Con ella de nuevo lucifer hizo su aparición ante mi.
-Mortal no puedes evitarlo, tú no puedes invocarme a mí, soy yo quien te ha conjurado. Cumplirás mi deseo, ambos podremos beber nuestra sangre y quedar unidos en un lazo espiritual por toda la eternidad ¡Dime tu deseo! efímera creación-
Sonreí. Tome un poco de su vino, sin olvidar también la demás comida. Indignado se levantó y con el algunos pequeños demonios empezaron a incendiar mi casa, entonces el tomo a uno de mis amigos del cuello y lo degolló enfrente mío. Respondí con una sonrisa, el desapareció como el día anterior.
¡Llegó la noche! Con ella el caído de nuevo volvió.
Esta vez tenía a mi amada en sus brazos. Empezó a destrozarle el cuerpo poco a poco, algunas súcubos lo acompañaban. Estaba solo cerca de él celebrando tal espectáculo, pero yo bebía su vino y comía sus exquisitos alimentos. Como siempre sonreía. Aun mas indignado se fue y esta vez casi congela mi habitación.
A la noche siguiente era lógico esperar su visita, así que esta vez estaba preparado, lo esperaba una espada debajo de la mesa mientras fingía escribir.
Apareció y en ese mismo momento desenfunde la espada bañada en mi propia sangre, la puse justo en su garganta. Esta vez el demonio sonrió y menciono:
-¡Ja! estúpido mortal, ¿Crees que puedes derrotarme con semejante arma?- Echó una carcajada.
Mientras reía voltee la espada tomándola del filo y puse la empuñadura cerca de su mano. Dejo de carcajear, con una clara cara de disgusto la tomo y fue entonces cuando dije:
-Podrás invocarme, o viceversa. Sin embargo yo no cederé a tus vacías amenazas, ¿porque no nos dejamos de rodeos y haces tu mismo lo que todos estos años has venido a buscar a esta habitación? ¡Te reto a que tomes mi alma, Satán!
Con un grito infernal flamas inundaron la habitación y no pude hacer más que cerrar los ojos, quemo el pueblo y con el mismo fuego infernal que nos abrazó como la misma noche sin escapatoria. Desapareció.
Aunque al final no era más que una ilusión, sé que volverá y la próxima vendrá con mejores métodos para tentarme, destrozarme y tomarme. Pero ese día le sonreiré, también le daré un poco de aquello que no puede comprender y cenare con el como todos estos años. Será doloroso para ambos.
-Satán, el caído, lucifer, la bestia. Te invoca todos los días y tratara de derrotar tu espíritu. Él es completamente inmortal, incansable e infinitamente poderoso. Pero no puede tocar el verdadero amor, porque él no es más que odio puro, ya no es de este mundo, él es un conjunto de emociones negativas necesarias pero controlables; jamás será derrotado y el siempre vuelve con mejores esbirros. Serás tú quien lo enfrente, no pelearas para ganar sino para sobrevivir y fortalecerte. Las cadenas lo detendrán momentáneamente, es inteligente y saldrá libre.
Dale cobijo y amor, cosas que jamás entiende. Espero que algún día el comprenda lo que esto significa, quizás algún día él pueda concebir en su mente estas realidades. Finalmente me doy cuenta de que no podrá ser ya que él es necesario en este universo, él es una parte de la vida también.-
Eso fue lo último que escribió aquel hombre, es lo último que he podido narrar.
Sonríe siempre a la vida, sinceramente encontraras que esto no es evasión, sino más bien pura confrontación.
Cabrera Molina Alan Daniel.
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