domingo, 19 de mayo de 2013

El Viajero

La brisa y el calor en el rostro me hacen recordar a aquel sujeto "El viajero". El tan aclamado ser inmortal que reina más allá de los desiertos que casi nadie logra alcanzar.

Esta historia comienza así.

La joven y pequeña aldea de la cual surgió este místico hombre, si es que le podemos llamar de esa forma. Era como una de tantas. Ferviente en su deseo de prosperación y búsqueda de un futuro mejor, hecho relevante en esta historia.

El viajero decidió un día partir hacia la búsqueda de su destino y la exploración de un éxito profetizado para todos los seres terrenales existentes en aquel lugar. ¿Pero que iba a hacer aquel hombre solo contra toda la adversidad de un mundo indiferente?

No quería abandonar a sus seres queridos que vivían con él y ni mucho menos a aquellos que se habían posado a su lado durante su joven vida. Sin embargo también sabía que era necesario, al menos para el. Sin muchos problemas se encontró con un destacamento de colegas dispuestos a encontrar el anhelado futuro en tierras desconocidas, sin duda no esperaban lo que iba a suceder durante su largo viaje.

Fue así como después de algunos años de entrenamiento decidieron que estaban listos para aventurarse más allá de lo ya visto y vivido, entonces partieron ellos. Un millón de seres, Un millón de humanos.

Al primer día varios no soportaron la carga de sus bultos y regresaron a la aldea, los demás inmutables prosiguieron su camino, sin parar, nunca deteniendo, sin descanso alguno pasaron los meses y años. Durante la travesía surgieron varias relaciones que ayudaron momentáneamente a adquirir más energía a los viajeros, era un lástima que seguían cayendo pero nadie ¡Podía parar !

Cuando sólo quedaba la mitad de los primeros que salieron de su origen, se encontraron con un gran valle lleno de vida salvaje y recursos que sin duda eran increíblemente tentadores, ríos con preciada agua fría corriendo por su vientre y suficiente alimento por los alrededores para todos. Entonces algunos corrieron, querían ganar y aprovechar esta oportunidad única en su odisea, rápidamente la mayoría fue avanzando dejando solo "al viajero". El observaba mientras a paso lento avanzaba. Sus colegas consumían los recursos y se embriagaban del poder que este les daba a sus cansadas almas, nadie quería en aquel momento abandonar ese lugar. Incluso nuestro personaje intento convencer a sus más cercanos amigos de oficio a seguir adelante, pero ellos alegaban haber encontrado el paraíso. El siguió avanzando por el valle y empezó a rebasar a algunos de sus compañeros.

No obstante no paso mucho tiempo para que se agotaran los recursos y se acabaran la dulce agua que había en ese lugar. Empezaron a perecer ante la mirada fija del "viajero". Pronto, el valle se convirtió en un desierto y los restos de los salvajes y extranjeros se acumularon en forma de montañas lisas; se convirtieron en dunas. El calor abrasador llego a la zona y se encargó de acabar con los moribundos sobrevivientes, aquellos que aun vivían querían escapar y dando toda su energía fallecían, sólo se hacían uno más en las dunas de dicho desierto sin piedad.

Pero el siguió avanzando, inclusive las almas aun sepultadas en las dunas querían impedir su fuerte decidido pero lento paso. Lo tomaban de los pies con tal fuerza que arrancaban pedazos de su cuerpo.

Mantuvo su andada y fue entonces como llego mutilado al final de aquel desierto, había llegado a una aldea, pero esta vez era más grande. No pasó mucho tiempo y se dio cuenta de que era la misma aldea de la que había partido hace ya mucho tiempo. A pesar de esto se alegró de haber regresado y ante la conglomeración de los niños que ahora vivían en su lugar natal decidió contarles su historia, haciéndose desde ese día "el viajero inmortal".

Todos conocieron su historia por muchos siglos, hasta que...

Bueno esa es otra historia. No olvidare jamás las últimas palabras de aquel viajero mutilado.

-No importa a donde vayas, no importa la distancia ni los retos que el destino imponga sobre tu frágil cuerpo. Tú puedes llegar a donde tú quieras, pero recuerda esto joven. No busques fuerzas en el futuro al que quieres llegar. Busca fuerzas en tu pasado que es al que inevitablemente llegarás.

En algún lugar en el desierto, hubo un tiempo en que los océanos chocaron y bailaron toda una noche.- El viajero.

Cabrera Molina Alan Daniel.

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