Quiero dejar primero en claro que yo respeto todas las ideas y puntos de vista respecto a éste tema; aunque muchas de ellas no las comparto. Hablar de temas religiosos con un futuro antropólogo puede ser una discusión muy subida de tono, sin embargo intentaré mediante este medio aclarar algunos aspectos sobre el vínculo religioso que poseo.
Uno de los principales problemas que detecto es que se ignora completamente aquello que se reprime. La mayoría de las personas con las que he intentado platicar acerca de la religión que profeso se exaltan con solo oírla y se sueltan en un discurso mareador lleno de ataques y reproches. Me apena decirles que la mayoría de sus opiniones se encuentran fundadas en interpretaciones erróneas. Para criticar un sistema, el que sea, es necesario conocerlo.
En primer lugar dudo que la antropología deba estar ajena a la religión porque ésta es parte de la cultura; que sin duda es el eje principal a través del cual se busca entender a los seres humanos. El hecho de que yo como antropólogo me encuentre inmiscuido dentro de una práctica religiosa no significa que me cerraré ante las distintas posibilidades de entender la realidad.
¡Pero la iglesia católica es una porquería! Por supuesto que reconozco que la iglesia católica como institución es un medio inmenso de dominación, y que además está dirigida por personas que buscan beneficios para grupos selectos de la población y que además lucran con la fe del pueblo. Eso lo tengo muy presente. Pero yo no soy fiel a ésta institución, estoy apegado a una fe que es más que un sistema, lo cual no evita que me dé cuenta de la serie de atrocidades que se hacen en nombre de Dios.
Creo que estando adentro del objeto en cuestión se pueden reconocer los problemas más profundos. Un vistazo desde afuera hace errar el rumbo de nuestra interpretación. Repito nuevamente: para dar una opinión sobre el problema hay que conocerlo. He intentado en muchas ocasiones sostener pláticas sobre religión con muchos de mis compañeros, pero no me ha sido posible porque como dicen por ahí: “intentar hablar con una persona religiosa es una pérdida de tiempo”.
Daniel Osorio.
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