domingo, 2 de junio de 2013

Ante el reflejo del televisor

Desde siglos atrás la sociedad ha reflejado su interés por la figura de la mujer, no ha de sorprendernos que en estos tiempos y sobre todo en los lugares influenciados mayormente por la cultura occidental se estereotipe acerca de cómo se deben ver para ser "agradables" ante los demás.
Es ésta una mayor influencia en las mujeres, aún así los hombres también han sido influenciados por la preocupación sobre cómo se ven. Sin embargo, hablando de México problemas sobre la apariencia recaen en trastornos alimenticios y, aunque sabemos que hay hombres con estos trastornos, nuestra cultura machista no ha permitido que sean debidamente tratados.
La forma de vida en México y en la mayor parte del mundo nos ha impuesto ciertos estereotipos sobre cómo vestir, actuar y la forma que debe tener el cuerpo. Los medios de comunicación muestran a diario mujeres extremadamente delgadas y venden productos para que gente "común" como nosotros logremos llegar a ser un reflejo de un prototipo de persona.
Nos envuelven tan bien que al querer mostrar "rebeldía" contra ese sistema de consumo que puede llegar a afectar la salud, nos venden productos para una "adecuada" alimentación, "para que te muestres como eres", "lograr una belleza más natural" como dicen sus slogans.
La influencia social que estos medios de comunicación y el mismo lugar en el que crecemos nos llevan a crearnos imágenes de lo que debe o no tener nuestro cuerpo. Niñas de 10 años preocupadas por no comer ciertos alimentos para no engordar, padres que les compran muñecas esqueléticas y con una larga serie de productos de belleza, dejando así a un lado su infancia y olvidando que aún tienen 10 años.
El patriarcado como forma de dominación expande productos enfocados hacia las mujeres para "hacerlas sentir bien", distorsionando la realidad y ocupando a la mujer en preocuparse de su apariencia. Si bien la liberación femenina nos ha permitido que las mujeres "lleguen tal alto como deseen", ahora nos venden productos "para la mujer profesionista" venden
ideas sobre cómo debe ir vestida al trabajo, ya no se anhela sólo lograr una profesión, sino cómo "verse bien" en el ámbito laboral.
Las personas deberíamos elegir cómo vernos, cómo vestirnos pero, educamos a las niñas y niños para que sigan una doctrina de estereotipos, marcándoles cómo deben verse y los papeles que deben seguir en la sociedad.

Marisela Zarate

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