Te has llevado mis pensamientos a una extraña tierra del cual nunca he sido participe, en donde se habla da tranquilidad.
Te has llevado mi esencia impregnada en aquel corto beso, tan profundo que expandió mi locura.
Sólo me has dejado un alma confusa que camina entre las calles divagando, pero ese andar ya no es gris.
Hoy se pinta de vida, de colores y risas infinitas con las que andaré en este mundo. Y aunque no viviremos como un solo ente, pues en nuestro grandioso destino nos toca separarnos, llevaré cada suspiro tuyo que recreo mi ser.
Pero, si acaso este pobre corazón te produce un poco de ansiedad aún, gustazo estará de darte todas las migajas que ha arrojado a la tierra.
Porque he sido la expresión de la crueldad, disfrazar de mí una gran cobardía
Ahí donde el miedo nace es donde vivo.
No he de pedir oportunidad, tuve una y la perdí. Con mis viles lamentos aleje a la presencia que me incitada a cruzar miradas tímidas, y deje escapar el roce de sus manos.
Mi camino siempre ha sido el de las sombras, repleto de niebla que no me ha permitido visibilidad alguna, pero, si tú consideras volver y guiarme, compartiremos más que un sendero.
Si no es así, y cansado estas de un alma gris, sin emociones aparentes consumo mi pesar; no molestare más, omitiré cada palabra escrita aquí, sólo contemplare tu ausencia, y seré el eco que por las noches susurra fuerte tu nombre, brindaré mi ser a ti como leal súbdita, sin esperar gracia alguna. Y me conformaré con verte de lejos, saber de tu vida y compartir contigo una que otra noche de desvelo.
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