Hace unos días que se comentó mucho sobre un caso de aborto en el Salvador. Personalmente me sentí muy conmocionado cuando escuché la noticia por la radio. Me decidí entonces a averiguar un poco más sobre el caso.
“Beatriz” –nombre ficticio– es una joven salvadoreña de 22 años que hace unos meses solicitó le fuera practicado un legrado, puesto que su embarazo de 24 semanas ponía en riesgo su vida.
La solicitud fue rechazada por el congreso, a pesar de que la joven padece lupus y problemas de insuficiencia renal, y de que su hijo sea anencéfalo (no tiene cerebro).
De inmediato, el tema reavivó los debates que desde hace mucho giran alrededor del aborto. Las organizaciones pro aborto del Salvador apoyaron y solicitaron la legalización y el consecuente aborto de “Beatriz”. La iglesia también fijó postura y se mostró en contra del legrado; aseveraron, en páginas de internet, que el caso de “Beatriz” estaba siendo manipulado y que a ella la presionaban las organizaciones en favor del aborto para que solicitara la intervención quirúrgica. El estado, por su parte, argumentaba que una de las principales funciones del gobierno salvadoreño es resguardar y procurar la vida de sus ciudadanos.
En fin, cumplidos los siete meses de embarazo y tras un largo juego de afloja-estira, se permitió que se le realizara una cesárea a la mujer, puesto que ya no se incurría en una falta a la ley ya que, para este período de gestación, esto no implica un aborto sino un parto inducido.
Este lunes se practicó la cesárea, obviamente, la niña murió. Todos –las ONG´s, el estado, la iglesia- relativamente contentos.
No me atrevo a dar un punto de vista respecto del aborto, puesto que ya de por sí es un tema que me causa confusión. Sólo puedo decir que si el estado procura la vida de sus ciudadanos, no creo que la efímera vida que el neonato tuvo sea la más deseable para alguien. Tampoco creo que los momentos que “Beatriz pasó en el hospital sean los más agradables.
Considero que, en cierto modo, fue utilizada por todos. Por el estado para legitimar su “justicia”; por las ONG´s para tratar de legalizar el aborto –cabe señalar que El Salvado es uno de los cinco países de América Latina que no permite los abortos eugenésico, ético ni terapéutico, ni bajo ninguna cinrcunstacia–; y por la iglesia para fortalecer su discurso próvida. Ahora, incluso, está siendo utilizada por mí, para cumplir con esta tarea.
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