lunes, 10 de junio de 2013

Razones para vivir.

Aquí estoy sentado otra vez en esta fría y vieja silla de ruedas, oliendo el aroma sombrío de otro anochecer; desolado mirando mi reflejo partido, estoy aquí solo en este si se le puede llamar hogar, pensando en mi vida tan incierta, cuando de pronto entra mi nieto con esa sonrisa tan suya y en ese momento me dice:
-¿Cómo estás?
Yo le contesto que bien con una sonrisa fingida, entonces me dice:
-¿Qué haces anciano? Con un tono relajado; entonces yo solo rio y le digo que se acerque a mi lado, el corre y me dice: ¿Otra vez pensando en cosas de ancianos?, yo le conteste claro que si, entonces el me respondió, está bien cuéntame lo que pasa, yo solo me rio de su gran ingenuidad.
Hijo te voy a contar algo, el solo me dijo claro abuelo tengo todo el tiempo del mundo, por eso estoy aquí cuidando de ti todo este día.
Hijo debes saber que yo no siempre fui así, ahora soy un viejo, pobre, invalido y sin ilusiones pero al igual que tu alguna vez las tuve, yo era el niño más pequeño de la familia Garzón una gran familia de Querétaro. Tenía todo lo que un niño de mi edad pudiera haber soñado en su vida, mi padre era un gran juez, y mi madre, mi madre era la más fina flor de todo el estado, y por cierto cocinado exquisito, y fue así como yo crecí, en un hogar lleno de amor, y con la calidez que todo niño debe tener por parte de sus padres, ellos me amaban.
Pero como siempre no todo podía ser perfecto, había ciertos conflictos muy rumorados del lugar en donde vivíamos, pero todo esto se desviaba ´para mí, ya que tenía 15 años de edad y en esa etapa no me importaban otras cosas más que competir con mi amigos en carreras de caballos.
Había algo que no me dejaba dormir en aquella época: Jazmín, Jazmín era el nombre de la hija del fundidor de hierro con la que jugábamos, pero solo en ocasiones pues era poco aceptado que las personas adineradas no juntáramos con los niños pobres, pero a mí eso nunca me importo, sabes Jazmín era la niña más hermosa de todo el lugar, y ella era el motivo por el cual yo no podía dormir.
Nos conocimos durante mucho tiempo y no me decidía a decirle cuanto la quería, pero un día me decidí a comprarle unas flores, me puse mi mejor traje y me rocié todo el cuerpo e loción, ese día fue cuando me decidí a decirle cuanto la amaba sin importar lo que pensaran los demás.
Cuando iba en busca de Jazmín se hicieron más fuertes los rumores del ataque que se cometería contra nuestro pueblo, pero no le di importancia pues lo único que me importaba en ese momento era mi hermosa dama, con la luz de la luna y las estrellas de testigo le confesé mi amor, ella correspondió el cariño que yo sentía por ella, nuestras mentes volaron alto pensando en la vida que tendríamos juntos.
Cuando llegue a casa todo era muy extraño, los carros estaban preparados y estaban metiendo nuestras pertenecías, yo pregunte que ocurría y mi madre me contesto, nos vamos, las cosas se están poniendo muy feas en el pueblo y no podemos arriesgarnos, así que no vamos. Yo me sentía morir, no podía creer que no íbamos, apenas le había declaro mi amor a Jazmín y sin avisarle me iba, pensaría que jugué con ella que solo me burle de sus sentimientos pero no era así, yo la amaba realmente.
Cuando pasamos cerca de los jacales en donde vivía Jazmín, comencé a gritar que necesitaba ir con urgencia al baño, mis padre no querían que bajara porque los cañones y las balas se escuchaban muy cerca, pero fue tanto mi escándalo que me dejaron bajar, en lo que uno de los choferes se distrajo y corrí hacia la casa de Jazmín, una balo callo cerca de su casa y me asusté mucho, aun así me arriesgue, grite su nombre y ella salió, le dije anda Jazmín toma tus cosas y las de tu padre y vámonos, ella me dijo llorando, le dispararon a mi padre, esta muerto.
Quede helado al escuchar eso, la tome de la mano y le dije huyamos, corrimos esquivando las balas, pero de pronto parecía que dos grandes ojos se acercaban a nosotros eran unos cañones, mi mente se aturdió y mi vista se nublo, no recuerdo más nada, después desperté alterado buscando al amor de mi vida, cuando me quise parar me di cuenta de que ya no tenía piernas, me las habían amputado, y mi madre me conto que Jazmín había muerto esa noche.
Yo viví durante cinco años deprimido hasta que un día decidí salir al pueblo y me encontré con una mujer con las mismas facciones de Jazmín, esa mujer es tu abuela, cada día me enamoro y descubrí que aunque pasen cosas horrorosas en tu vida, aún existen razones para vivir pero sobre todo para ser feliz
Eduy Susana García Rodríguez.

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