Si todos escupiéramos sobre la calle, andaríamos nadando entre baba.
Si todos fuéramos impuntuales, el mundo no necesitaría contar las horas.
Si todos fuéramos iguales, la vida sería muy aburrida.
Si todos estudiaran una carrera universitaria, los oficios se extinguirían.
Si a todos les gustara leer, los cuenta cuentos se morirían de hambre.
Si la felicidad fuera universal, no quisiera estar en este mundo.
Pero como no todos escupen en la calle, ni son impuntuales, ni todos estudian una carrera ni disfrutan de buenas lecturas… como sé que la felicidad no es universal y hay lugar para otros estados de ánimo, todavía hay lugar para mí en este mundo. Daniel Osorio.
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