¿Sabes?
No me lo pude guardar
Y espero que no te moleste
Pero hoy te vi más bonita que antes
No sé si son tus ojos
Tu piel
O tus labios
Pero no pude dejar de mirarte
Mirándote
Sin querer
Y casi sin hacerlo
Me di cuenta de algo
Te vi también más pequeña
Chiquitica como un colibrí
Como si pudiera echarte en una bolsita y guardarte en uno de mis ojos negros
¿Será eso acaso que mis ojos ya te extrañaban demasiado y por eso no querían cerrarse hasta no verte en las noches que te ausentabas de ellos?
Puede ser, me lo creo
Pasé noches enteras tratando de que mis ojos se cerraran y se resignaran de no haberte visto todo el día
Tenía que abrazarlos, tenía que cantarle cantitos,
Arrullarlos como bebé en brazos
Y tratar siempre de descifrar su punto débil ante tu ausencia.
Pero curiosamente una noche que fumaba a la ventana de mi cuarto descubrí que cuando el humo de mi pipa tocaba mis húmedos ojos, ellos se cerraban
-¡Qué maravilla!- dije -¡Qué maravilla!-
Y pasé diez o veinte noches en mi ventana colmando de humo mis ojos para que ganaran dormirse
Sin embargo
Como ya cabes en uno de mis ojos
Ahí te echaré y ahí vivirás
Ahí dormirás y gritarás
Y harás todo lo que sueles hacer
Ahí verás las mañanas, los atardeceres, las cartas que te escriba y los mensajes que te mande
Hasta que te decidas a salir
Y viendo lo que ya viste dentro de mi ojo comprenderás que en un “te quiero” mío que te escriba o que te mande, va más que un solo “te quiero”
Van como cuatro o cinco y va un “te extraño” y un beso y un “me has hecho falta esta mañana”
Pero hasta entonces, sólo hasta entonces lo vas a entender
Me tomé unos minutos para escribirte esto, seguiré lavando trastes entonces.
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