Y es así que, cuando oigo tu nombre, sigo teniendo ese
sentimiento como si miles de cuchillos afilados atravesaran mi estómago, como
si un fuerte viento soplara arena dentro de mis ojos, como si mi corazón
estuviera tratando de escapar. Cuando veo tu cara, sigo sintiendo cosas. Cosas
como arrepentimiento, dolor y pánico.
Realmente deseo que nunca más tenga que verte de nuevo…
Tania Díaz Ramírez.
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