lunes, 10 de junio de 2013

Érase un…

Don Sentadito miraba un papel que sostenía en la mano, afuera de su árbol. En la otra mano, un cigarro se consumía lenta y esponjosamente. Lo veía inmóvil, inerme. Un pajarito posado en una rama percibió el humo de su tabaco, se asomó para ver qué era, y lo oyó decir: -Entre tú y yo no pasan ni las noches Ni un mosquito ni el viento. Habría que cambiar eso.
Te puedo llevar un clavel al pie de tu puerta ¿O te parece mejor que te dedique una canción cada noche? La primera semana serían canciones que no dijeran nada, pero que fueran largas. Luego inventaría melodías para cada hora del día Así hasta maravillar tus oídos.- El pajarito se aburrió de escucharlo y se fue. <<Ahora me quiere imitar>> pensó mientras volaba.

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