Gran parte de la población
Maya estaba dedicada a las jornadas agrícolas, por ello usaban ropa adecuada a
las condiciones necesarias, además la indumentaria dependía del nivel social,
es decir marcaba jerarquías.
La mayoría de la gente vestía sencillamente:
las mujeres con el huipil o hipil, otras veces una
falda y su manto; los hombres con una
especie de calzón llamado patí. Sin embargo, la nobleza utilizaba ricos y complicados atuendos bordados con plumas y gemas, calzaba sandalias de cuero y lucía grandes tocados de plumas, además de collares, pectorales y pesados
cinturones con incrustaciones de nácar y piedras grabadas.
Otras prendas comunes entre los nobles fueron
las faldas, capas cortas o largas, chaquetas (generalmente de piel de jaguar o algodón). En las prendas
de algodón se hacían representaciones de algunos dioses, cómo el Dios
del Maíz, Dios del Sol, Dios de las Abejas y Miel, Dios del Jaguar, etc.
Algunas leyendas eran representadas por medio de símbolos. Son
composiciones gráficas el producto de conocimientos colectivos, símbolos
antiguos, tejidos por tradición y la costumbre.
Muy pocas
personas conocen el simbolismo y significado de lo que tejen. También
usaban adornos de conchas, caracoles y
diseños geométricos. Aparte del tocado, algunos nobles y sacerdotes llevaban
enormes orejeras, narigueras, brazaletes y
anillos de jade, cuarzo y oro, y se
perforaba la barbilla, bajo el
labio inferior para incrustarse un besote.
Entre los accesorios había sombreros, turbantes, penachos, diademas y gorros cónicos. Por lo general el jade es muy utilizado hasta el
900 a. C. (aunque no desaparece) y posteriormente llega la joyería de oro.
Podemos imaginar, por las
pinturas de Bonampak, la riqueza y suntuosidad que
irradiaban estos atavíos en las ceremonias y también en las batallas, en donde
los guerreros añadían al vestuario sus armas, escudos y cotas o chalecos
protectores también profusa y bellamente adornados.
Evelyn Yarabit Santiago P.
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