domingo, 28 de abril de 2013

LOS NIÑOS DE LA CALLE

Todos los días al regresar a mi casa después de acudir a la universidad, es común ver en los principales cruceros viales de la ciudad, a niños y a mujeres que se acercan a los automovilistas, para ofrecer naranjas, manzanas, dulces, etcétera, a cambio de ganar unas monedas que puedan permitirles sobrevivir a diario. Esta situación me hace reflexionar en las carencias que existen en nuestras comunidades más pobres del estado, lo cual condiciona que familias completas, muchas veces sin un peso en el bolsillo tengan que salir de sus comunidades, con la esperanza de una mejor oportunidad de vida, que les permita al menos obtener que comer cada día. Los niños y mujeres que trabajan en estos cruces se encuentran expuestos a peligros, enfermedades y sobre todo al rechazo de las personas que ignoran su presencia o incluso se molestan al escucharlos ofrecer los productos que ellos venden. Sin darse cuenta que la culpa de esta pobreza no es exclusiva de ellos, sino es un problema que nuestras autoridades y de nosotros que como sociedad no hacemos nada para mejorar sus condiciones de vida, limitamos a tan sólo a ignorar su situación. Es triste ver que tienen que comer y dormir en la calle, así aprenden a vivir diariamente en este sitio como su único hogar. Niños que viven en la calle, tienen que vivir en condiciones muy precarias, por falta de alimentos, de vivienda, educación y salud que les permita tener una mejor condición de vida. Gerardo Vázquez Jiménez.

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